El pensamiento es un proceso cognitivo que se propone analizar o evaluar la estructura y consistencia de la manera en la que se articulan las secuencias cognitivas que pretenden interpretar y representar el mundo, en particular las opiniones o afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas. También se define, desde un punto de vista práctico, como un proceso mediante el cual se usa el conocimiento y la inteligencia para llegar, de forma efectiva, a la posición más razonable y justificada sobre un tema.
Como seres humanos nos encontramos relacionados, inevitablemente, con el pensar, será importante revisar algunos de los puntos más importantes vinculados con el pensamiento, con la finalidad de conocer y desarrollar competencias a través de las cuales la toma de decisiones resulte más efectiva.
Tal evaluación puede basarse en la observación, en la experiencia, en los modelos cualitativos, en el modelo especial, en el razonamiento o en el método científico. El pensamiento crítico se basa en valores intelectuales que tratan de ir más allá de las impresiones y opiniones particulares, por lo que requiere claridad, exactitud, precisión, evidencia y equidad. Tiene por tanto una vertiente analítica y otra evaluativa. Aunque emplea la lógica, intenta superar el aspecto formal de esta para poder entender y evaluar los argumentos en su contexto y dotar de herramientas intelectuales para distinguir lo razonable de lo no razonable, lo verdadero de lo falso.
Pensar es difícil. No proporciona una gratificación instantánea como la mayor parte de las cosas que consumen los jóvenes. Quien piensa es considerado a menudo como un ser extraño, como un extraterrestre. Lo que nos pasa, me parece a mí, es que en nuestra sociedad se ha renunciado abierta o solapadamente a pensar. Quien se para un momento a reflexionar por su cuenta advierte de inmediato que en nuestro mundo cualquier forma de pensamiento libre y creativo ha caído víctima del ensordecedor ruido general: el ipod, el celular, la televisión y la “playstation” han ahogado el pensamiento, particularmente entre los jóvenes. Cuando los seres humanos nos ponemos de verdad a pensar descubrimos de inmediato que tenemos opiniones distintas sobre cómo hay que hacer las cosas y eso nos incomoda, pues muchas veces ni siquiera sabemos cómo llegar a un acuerdo. Muchos renuncian a pensar precisamente para evitarse conflictos: basta con hacer lo que hace la mayoría. "Lo hacen todos" es el argumento moral definitivo en favor de una posición cualquiera porque nos exime de pensar.
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